Llegué a Armenia dos semanas antes de las elecciones presidenciales del pasado 18 de febrero. Según las estadísticas, el presidente de aquel momento y quien gobierna a día de hoy, Serzh Sargsyan, ganaría con casi el 80%. Escribí a las secciones internacionales de algunos medios españoles, no tanto por el hecho de que se celebrasen elecciones (sólo había que tirar de hemeroteca para ver el nulo interés que despertaba ese hecho) como de las posibles repercusiones de las cifras que aquí ya se barajaban. Si eres periodista y estás leyendo esto, seguro que conoces ese agujero negro al que van a parar los e-mails.
Mes: agosto 2013
La niña que vino a terminar el mundo
EstelasSona dibuja soles a pares. “El mundo necesita más luz”, dice, mientras dibuja una casa y una familia. Una obra habitual a su edad que pasaría desapercibida si Sona no se tomase la licencia de dibujar dos soles sobre su casa. Tiene dos años y medio y una obsesión temprana, un horror vacui desaforado: siempre falta algo y está en su mano terminar todo lo que el mundo deja a medias.
El cañón de las palomas armenias
Crónicas, Fotografía, Lugares y momentosArtículo publicado en FronteraD
Aghavnadzor, a las cuatro de la tarde, parece un pueblo fantasma. Sobre casas derruidas y camionetas Lada abandonadas flota uno de esos silencios que anuncian que algo está a punto de ocurrir. Es comparable a la quietud de las palomas justo antes de lanzarse estrepitosamente contra el aire. Aghavnadzor significa “el cañón de las palomas”; sin embargo, no vemos ni una. Junto a la aldea, un cauce seco cumple la función de vertedero. Vacas escuálidas custodian la entrada y el acceso, sin asfaltar y embarrado, resulta poco practicable para el pie haya olvidado las irregularidades de la naturaleza.